Ahora conozco tu piel,
tu cuerpo y tu mirada.
Me he adentrado en el perfume
que desprendes cuando andas.
He sentido el tacto de tu mano,
tu respiración relajada.
Ahora tu sonrisa no es extraña,
ni tu voz directa,
ni la ropa que te viste,
ni las botas que te calzan.
Sólo me queda el beso, el abrazo,
la humedad de tu boca,
el frío de tus manos.
Me falta tu aliento cercano,
tu deseo inmediato,
tu sexo en el mío,
el sudor de tu cuerpo
impregnando mis manos.
Pero sigo soñando,
en otros días, en otras lunas,
que sean enteras, redondas y claras,
para tenerte a mi lado
y hacerte lo que me falta
tu
Hace 4 años.
0 comentarios:
Publicar un comentario